Os invito a dar un paseo por mi blog, en él podreis encontrar todo acerca del virus del Ébola y cualquier duda que tengais, estaré encantada de resolvérosla. Espero que os guste

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viernes, 15 de febrero de 2008

EL ÉBOLA EN LA ÚLTIMA DÉCADA

La fiebre hemorrágica de Ébola (FHE) ha sido reconocida por vez primera en cuatro países en el curso de los diez últimos años. Los brotes registrados en esos países y su reaparición en otros han permitido ampliar considerablemente nuestros conocimientos sobre la epidemiología, los aspectos clínicos, el diagnóstico microbiológico y las medidas de control de la FHE. La respuesta internacional coordinada frente a algunos de los grandes brotes de FHE sirve de modelo para controlar epidemias de otras enfermedades transmisibles. Este artículo presenta una descripción cronológica de los brotes de FHE en África de los últimos diez años, incluyendo las epidemias más recientes de Gabón y la República del Congo, y presta especial atención a los últimos descubrimientos, subrayando algunos de los retos que aún restan por vencer.




Entre los años setenta del pasado siglo, década en que se descubrió la fiebre hemorrágica de Ébola (FHE) y el virus que la produce, y los años noventa, no se llegó a identificar ningún caso de la enfermedad (figura). Sin embargo, en 1989 se halló una nueva especie de virus de Ébola, el virus de Ebola Reston, en monos asiáticos (1). Afortunadamente, y a diferencia de los virus africanos de Ebola Zaire y virus de Ebola Sudan, previamente identificados, el virus asiático no fue patógeno en ninguna de las cuatro infecciones humanas que se diagnosticaron posteriormente. En los últimos diez años, se han detectado al menos seis brotes en África que han contribuido a aumentar considerablemente el conocimiento de esta enfermedad poco común y las medidas para su control.

1994: primeros brotes de FHE en África en 15 años
La primera aparición de la FHE en África en los últimos diez años se produjo casi simultáneamente a finales de 1994 en Costa de Marfil y Gabón, si bien, en noviembre de 1992, se habían observado muertes no explicadas de chimpancés en el Bosque Tai de Costa de Marfil. El virus de Ébola fue aislado en una mujer que, tras haber practicado una autopsia a un chimpancé, había enfermado a mediados de noviembre de 1994 (2). De esta única infección humana se aisló una nueva especie del virus de Ébola, el Costa de Marfil, convirtiéndose en la cuarta especie identificada del virus de Ébola y la tercera del continente africano. Fue la primera demostración de transmisión de un primate no humano al hombre en África. Sin embargo, los simios no son su reservorio natural porque la infección es mortal para estos animales al igual que para el hombre. Todavía no se conoce cuál es su reservorio.
El brote de esta enfermedad ocurrido en la provincia de Ogooue-Ivindo, al noreste de Gabón, se identificó en diciembre de 1994 y el último caso se produjo el 9 de febrero de 1995 (3). Hubo un total de 51 casos y 31 muertes (tasa de letalidad = 61%) (4). También se notificaron muertes de grandes simios (chimpancés y gorilas) en la misma zona en que aparecieron los primeros casos. Fue la primera vez que en Costa de Marfil y Gabón se declaró FHE.


1995 - Kikwit
En 1995 se produjo una gran epidemia de FHE en Kikwit, República Democrática del Congo (antiguo Zaire), con un total de 315 casos declarados y una tasa de letalidad global del 81% (250 muertes/310 casos con evolución conocida) (5). El agente etiológico fue el virus Ebola Zaire. La fecha de inicio de síntomas del primer caso había sido el 6 de enero, pero el brote sólo se dio a conocer en el ámbito internacional a principios de mayo. La transmisión nosocomial registrada en dos hospitales durante el mes de abril produjo una expansión de la epidemia. Un veinticinco por ciento de los casos se dio en trabajadores sanitarios y todos los casos, salvo uno, se registraron antes de que se implantaran medidas de protección personal como batas, guantes, mascarillas. Gracias a este tipo de protección utilizada por el personal sanitario, y a la búsqueda activa de casos y la movilización social, se consiguió acabar con la epidemia el 16 de julio de 1995.
La dimensión de la epidemia y la respuesta internacional para su investigación y control brindaron la oportunidad de efectuar observaciones importantísimas acerca de esta enfermedad tan poco común. Los estudios epidemiológicos demostraron que el virus se transmite por contacto directo con un caso, o con sus fluidos orgánicos durante la última fase de la enfermedad o después de la muerte. Los estudios clínicos describieron las manifestaciones oculares de la enfermedad, durante el embarazo, y las secuelas en los sobrevivientes. También se subrayó la utilidad de emplear pruebas de laboratorio, como ELISA o inmunohistoquímica (biopsias cutáneas), para la detección del antígeno. Asimismo se desarrollaron estrategias y protocolos para la vigilancia e identificación precoz de casos, una clasificación racional y unas barreras de protección que permitieron manejar adecuadamente a los casos sospechosos a falta de unos servicios de laboratorio de diagnóstico in situ.
Se realizaron investigaciones ecológicas para la búsqueda del reservorio natural del virus, pero entre la infección del primer caso y el reconocimiento internacional del brote habían transcurrido cinco meses. Los estudios no aportaron pruebas concluyentes acerca del reservorio.

Dos brotes en 1996 en Gabón
Al año siguiente (1996), se notificaron otros dos brotes en la misma provincia de Gabón en la que apareciera la FHE en 1994 (3). La primera epidemia comenzó a principios de febrero, cuando 18 personas enfermaron tras carnear a un chimpancé que habían encontrado muerto en el bosque. También se produjeron casos secundarios como consecuencia de los ritos funerarios tradicionales en los que no se tomaron precauciones para impedir la transmisión del virus. Hubo otros dos casos primarios sin conexión con el episodio del chimpancé. En total, se registraron 31 casos de los cuales fallecieron 21 (tasa de letalidad=68%). En julio y agosto comenzó la segunda serie de casos, cuando dos cazadores no relacionados entre sí manifestaron síntomas de la enfermedad. En agosto, se notificó la muerte de varios chimpancés en la misma zona. A finales de octubre, un médico gabonés enfermo pidió asistencia médica en Sudáfrica, y allí contagió a una enfermera que murió de FHE. El último caso se produjo en enero de 1997. El saldo de esta epidemia ascendió a un total de 60 casos y 45 muertes (tasa de letalidad=75%). El virus Ebola Zaire fue la causa de los tres brotes de Gabón. Las cepas de los brotes de 1994 y las de los dos brotes de 1996 presentaron menos de un 0,1% de diferencias en las regiones secuenciadas de la GP (glucoproteína) y de los genes L (polimerasa).

Epidemia de FHE en Uganda en 2000
En octubre de 2000, la FHE fue declarada en el distrito de Gulu al norte de Uganda, a unos 90 km de la frontera con Sudán. La epidemia había comenzado varios meses atrás, sin haberse podido identificar el caso primario. Durante la epidemia, las cadenas de transmisión iniciadas en Gulu se reprodujeron en los distritos de Mbarara y Masindi. El último caso fue dado de alta en el Hospital de Gulu el 23 de enero de 2001. Según datos de un análisis preliminar, se registraron 425 casos y 224 muertes (tasa de letalidad=53%), convirtiéndose en la mayor epidemia de FHE (6). El contacto ritual con el cuerpo de los fallecidos en los funerales, los cuidados suministrados a los pacientes en sus domicilios y la transmisión nosocomial en el personal hospitalario u otros pacientes favorecieron la expansión de la epidemia. El número de infecciones en trabajadores sanitarios, incluso después de la aplicación de barreras de protección, fue motivo de preocupación y puso de manifiesto la necesidad de reforzar la labor de formación y supervisión. Fue la primera manifestación del virus de Ebola Sudan registrada desde 1979 y la primera declaración de FHE en Uganda.
La OMS y más de 20 instituciones pertenecientes a la Red Global de Alerta y Respuesta Epidémica colaboraron con el gobierno de Uganda en la tarea de poner fin a la epidemia. Por primera vez en una epidemia, se organizó un laboratorio de campo para el diagnóstico de Ébola. Este laboratorio, creado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE UU, facilitó la toma de decisiones en tiempo real durante el manejo de casos sospechosos y búsqueda de contactos. El hecho de contar con un laboratorio in situ también facilitó la recogida y el almacenamiento de muestras, y proporcionó servicios de química clínica. Los datos obtenidos seguramente sirvan para ampliar nuestros conocimientos sobre la fisiopatología de la FHE. No se pudieron realizar estudios ecológicos significativos dado que fue imposible identificar el caso primario.

2001: declaración de FHE en Gabón y la República del Congo
La FHE resurgió un año más tarde en Gabón. A finales de noviembre de 2001, las autoridades sanitarias del distrito de Zades, en la provincia de Ogooue-Invindo (la misma de los casos de FHE registrados en 1994-96) fueron informadas de varias defunciones ocurridas en una familia que vivía a 30 km de la frontera con la República del Congo. El primer caso había presentado los síntomas el 25 de octubre y la descripción de la enfermedad era compatible con una fiebre hemorrágica vírica. A finales de noviembre, se produjo el contagio de una enfermera del hospital de Mekambo que pidió asistencia médica en el hospital provincial de Makokou, donde murió. Los pacientes gaboneses se fueron a la República del Congo para curarse a manos de los curanderos tradicionales, y allí infectaron a otras personas. Se recogieron muestras de sangre de los casos sospechosos de Mekambo y Makokou, y se analizaron en el Centro Internacional de Investigación Médica de Franceville (Centre International de Recherche Médicale de Franceville; CIRMF) en Gabón. Las autoridades gabonesas declararon el brote a la OMS a principios de diciembre. El CIRMF confirmó la FHE y notificó que se trataba del virus Ebola Zaire, pero las cepas implicadas diferían de las de 1994 y 1996 (7).
Un equipo internacional compuesto por representantes de la OMS y de la Red Global de Alerta y Respuesta Epidémica se personó de inmediato en Gabón y colaboró con el Ministerio de Sanidad en el control del brote. El personal internacional también colaboró con las autoridades sanitarias congoleñas en la coordinación de actividades de vigilancia y control en el distrito de Mbomo, al otro lado de la frontera y, posteriormente, en el distrito de Kelle donde a finales de diciembre se inició otra cadena de transmisión.
La epidemia finalizó el 18 y el 19 de marzo de 2002 en Congo y Gabón, respectivamente. Un análisis preliminar de los datos disponibles indicaba un total de 123 casos y 97 muertes (tasa de letalidad=79%). En Gabón se declararon 65 casos y 53 muertes, y 58 casos y 44 muertes en la República del Congo. Veinticinco de los casos del Congo (23 muertes) eran de pueblos remotos situados al noreste de Kelle, sin vinculación aparente con los demás casos del Congo o Gabón. Fue la primera vez que se declaraba FHE en la República del Congo.
Lecciones aprendidas
Esta última epidemia presentó varios aspectos sorprendentes. Las pruebas epidemiológicas y virológicas apuntaban a un mínimo de seis introducciones distintas del virus (infecciones primarias), lo que la diferenciaba de otros brotes de FHE a excepción, quizá, de la epidemia que tuvo lugar en Gabón en otoño de 1996 en la que un caso primario infectó a otros por transmisión entre personas. Como ocurrió en los brotes anteriores de Gabón, se declararon muertes de grandes simios y algunas cadenas de transmisión comenzaron tras un contacto con estos animales. Por ejemplo, la última cadena de transmisión en Gabón se inició en febrero de 2002 tras haber entrado en contacto algunos cazadores con un gorila en cuyo cuerpo muerto, encontrado varias semanas más tarde, el CIRMF detectó virus de Ébola. Este hecho confirmó la intervención del virus de Ébola en la epizootia declarada por primera vez en noviembre. La gran distribución aparente del virus en el bosque brindó una oportunidad perfecta para realizar estudios ecológicos del reservorio natural. En febrero de 2002 se recogieron muestras que actualmente se están investigando en laboratorio. También se está realizando la secuencia genética y una comparación de los virus detectados en casos provenientes de distintas cadenas de transmisión.
La lejanía de las zonas afectadas obstaculizó las tareas de control tanto en Gabón como en la República del Congo, lo que dificultó la posibilidad de establecer una comunicación eficaz, así como el transporte de personal y materiales que permitiese administrar cuidados a los pacientes con barreras de protección. Los problemas a la hora de obtener el total apoyo de las comunidades en la identificación y hospitalización de casos, así como en la notificación de contactos, subrayaron la necesidad de contar con estrategias y actividades de movilización social mucho más eficaces ante la aparición de brotes de Ébola.
Retos que depara el futuro
Las epidemias de FHE identificadas se agrupan temporalmente en 1976-79, 1994-96 y 2000-02. Su explicación puede radicar en las condiciones climáticas. Wilson (8) notificó recientemente que la escasez, anómala, de precipitaciones registrada por mediciones tomadas en tierra y con imágenes vía satélite podría haber favorecido la aparición de FHE durante el período de recuperación vegetativa tras la estación de lluvias. La vigilancia de las condiciones climáticas en zonas, como Gabón, en las que hubo al menos cuatro manifestaciones de FHE en los últimos siete años, debe formar parte del programa a fin de mejorar el control y la preparación para brotes. En los últimos diez años, se ha identificado FHE en cuatro países por primera vez.
A excepción del brote de 1994 ocurrido en Gabón, las tasas de letalidad correspondientes a infecciones por los virus de Ebola Zaire (70-90%) y Ebola Sudan (50-70%) de los últimos diez años no presentaron diferencias con respecto a las observadas en los años setenta, pese a la mejora introducida en los cuidados de pacientes en los últimos brotes. Para reducir la mortalidad hacen falta unas terapias antivíricas eficaces. Como se dijo anteriormente en este artículo, también es preciso mejorar la movilización social y aplicar unos enfoques más eficaces que garanticen la seguridad de los trabajadores sanitarios. Se ha demostrado que la inmunización protege a los primates no humanos contra la infección por virus de Ébola, pero antes de que pueda utilizarse en epidemias habrá que estudiar algunos puntos, como la duración del programa de inmunización actual y el contexto en el que habría de emplearse la vacuna. Por último, mientras se sigue investigando el reservorio natural, cabe esperar que los últimos estudios ecológicos de las regiones de bosque tropical de Gabón en las que han surgido varias cadenas de transmisión ofrezcan pistas sobre este misterio virológico aún sin resolver.
Información extraída de: Eurosurveillance

viernes, 8 de febrero de 2008

¿YA PUEDE EL ÉBOLA ESTAR PRESENTE EN MÁS LABORATORIOS PARA SU ESTUDIO?

El Ébola está catalogado como un agente de bioseguridad nivel 4, el más peligroso. Dada su naturaleza virulenta, pues puede llegar a matar al 90% de sus víctimas, y que no existen tratamientos ni vacunas para hacerle frente, los científicos que quieren estudiarlo deben hacerlo en laboratorios de máxima seguridad y siguiendo unos protocolos muy estrictos. Estas exigencias han limitado, hasta ahora, los trabajos sobre el virus. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Wisconsin (EEUU) se ha propuesto cambiar la situación y ha creado un virus alterado que se puede investigar sin tantos requisitos.
En la actualidad no hay forma de evitar la infección ni de tratarla una vez que el virus entra en el organismo humano y la única manera de encontrar un remedio es estudiar el patógeno a fondo, algo que sólo se puede hacer en alguno de los seis laboratorios de bioseguridad 4 que existen en el mundo.

El trabajo de Yoshihiro Kawaoka y sus colegas de Wisconsin, publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences", ha consistido en desarmar genéticamente al virus y fabricar una copia sin las partes más peligrosas, lo que le hace un candidato propicio para la investigación y permite sacarlo fuera de los centros de nivel 4.

El virus del Ébola consta de 8 genes y depende de las células huésped (las del organismo que infecta) para que toda su maquinaria se ponga en marcha y la infección sea eficaz. En concreto es el gen VP30 el más necesario para este proceso, ya que fabrica una proteína que es la que permite al virus replicarse en el cuerpo humano. Sin esta proteína, el virus no puede crecer.

Los científicos de Wisconsin han quitado este gen y lo han sustituido por una cadena celular que lo imita pero que no permite al virus replicarse. El virus alterado no es capaz de crecer en ninguna célula normal. Para simular el crecimiento del virus del Ébola en el organismo, se han tenido que construir células que expresen la proteína creada por el VP30, pero que no fueran peligrosas, y esto ha llevado 2 años.

El equipo está convencido de la seguridad de este sistema, dado que se han hecho varios trabajos en los laboratorios de máxima seguridad y las células alteradas no produjeron ninguna infección a pesar de los muchos ciclos de replicación a los que fueron sometidas.

Este virus alterado "abre nuevas oportunidades para estudiar la biología del Ébola y para identificar compuestos farmacológicos que sean eficaces para luchar contra él", indican los investigadores, para quienes "el nuevo virus también es un candidato ideal para el desarrollo de vacunas".
Información extraída de: El mundo

viernes, 1 de febrero de 2008

NUEVO TEST PARA EL DIAGNÓSTICO DEL ÉBOLA

La infección por Ébola es una enfermedad muy contagiosa y patógena en los primates y el hombre, puesto que la mortalidad puede alcanzar el 88%, según el tipo de virus. Hasta hoy, no hay terapia posible para curar la enfermedad, por lo que la prevención es un elemento esencial de lucha.
Equipos de investigación comunitarios y africanos desarrollaron con éxito, en el marco de un proyecto de investigación europea, una nueva técnica de diagnóstico de infecciones por el virus Ébola en condiciones de epidemia.
El descubrimiento, presentado hoy por la Comisión Europea, es una nueva técnica de diagnóstico basada en la detección de genomas virales en la sangre del enfermo. En el contexto actual, este test simplificado, y con la misma sensibilidad que la técnica estándar, servirá para acelerar el "proceso de despistaje".
El objetivo de la Comisión Europea es lograr la producción en serie del test una vez el proceso de evaluación haya terminado, pues se prevé que tenga un fuerte impacto para identificar a los enfermos y tomar medidas preventivas para evitar infecciones secundarias.
La cooperación internacional de la UE en este proyecto comenzó en 1998 e incluyó al Centro de Investigación Mérieux-Pasteur de Lyon, los laboratorios del Centro de Investigaciones Médicas de Franceville de Gabón, el Instituto de Virología de Marbugr en Alemana y el de Rótterdam en Holanda, así como el Instituto Pasteur de Dakar en Senegal.
Información extraída de: Entorno médico

¿PESAN MÁS LOS INTERESES COMERCIALES QUE LA PROPIA VIDA DE LAS PERSONAS?


Aunque los científicos están a un paso de lograr una vacuna contra ese virus, su desarrollo no se produce porque no hay mercado. Desde 1976 el Ébola ha causado la muerte de más de mil personas, casi todas en África. Los expertos predicen que la vacuna sería posible si la amenaza de una guerra bacteriológica alentara al gobierno norteamericano a comprar una reserva para proteger a sus soldados.


Gary Reynolds no es un científico, pero fue una de las primeras personas en darse cuenta de que una vacuna experimental estaba teniendo resultados en proteger a los monos del mortal virus del Ébola.

Reynolds atiende a los animales del Laboratorio de Máxima Contención de los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta. Hace no mucho vio cómo, de los ocho monos expuestos al Ébola en el lugar, los cuatro simios que no habían recibido la vacuna experimental no comían la fruta que les daba diariamente. En una semana estaban muertos. Mientras que los que fueron vacunados sobrevivieron y sólo uno desarrolló el Ébola; pero fue un caso suave, pasajero y no mucho peor que una gripe.

Esa fue la primera vez, dicen los investigadores, que una vacuna ha protegido a los primates del Ébola. El decisivo estudio, empezado en febrero de 1999 y encabezado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud, con base en Maryland, aparece en la publicación Nature y sugiere que una vacuna contra el Ébola es posible.

Si bien éste es un logro notable, la investigación de un cuarto de siglo que llevó a la vacuna puede resultar en vano. "No hay mercado para esto", dice Gordon Douglas, ex jefe de vacunas de Merck & Co.

Según la Organización Mundial de la Salud, se sabe de al menos 1000 personas que han muerto por culpa del virus del Ébola desde 1976, fecha del primer brote del que se tiene registro. Casi todos los casos ocurrieron en África. Un brote reciente en Uganda ha cobrado 140 vidas.

El Ébola mata a sus víctimas de una manera tan rápida que los brotes se autocontienen, por lo que sólo causan unos cientos de muertes. El mal empieza igual que otras enfermedades virales, con fiebre, dolores musculares, jaquecas y diarrea líquida. Pero internamente, el virus causa un daño severo al hígado y hemorragias.

Por supuesto que si la vacuna funcionara de manera rápida podría ayudar a contener los brotes, inmunizando a una persona en cuestión de días o semanas. Pero la vacuna actual exige que los monos reciban varias inyeccciones de refuerzo durante un período de meses y todavía no se sabe si ese plazo puede acortarse.



¿Qué podría darle un empuje a la vacuna?
La amenaza de una geurra bacteriológica. El Ébola pertenece a una clase de enfermedades llamadas fiebres hemorrágicas, que tanto el ejército como el Servicio de Salud Pública de los Estados temen podría ser usado por el terrorismo biológico.

Por sí solo el argumento del bioterrorismo no es suficiente para atraer a una farmacéutica; pero la amenaza de una guerra bacteriológica podría alentar al gobierno a comprar una reserva para los militares, o directamente a tratar de producir la vacuna.

Cualquiera que sea el destino de la inyección, la investigación del Ébola es importante, dicen los científicos, porque el virus puede mutar a una variedad más peligrosa. En este momento, los investigadores no conocen el mecanismo biológico de protección al que induce la nueva vacuna. Responder esa pregunta podría resultar en tratamientos que podrían reducir la tasa de muertes del Ébola, que en uno de sus brotes alcanzó el 88%.



jueves, 31 de enero de 2008

LOS PERROS PUEDEN SER FUENTE DE TRANSMISIÓN DEL ÉBOLA A HUMANOS

La fiebre hemorrágica por Ebola ocurre en epidemias en que el primer paciente suele estar infectado por una fuente animal, lo que indica que esta enfermedad es zoonótica.

Durante los últimos 3 años, 5 epidemias por Ébola-Zaire azotaron la región central de Africa incluyendo Gabón y la República del Congo, y provocaron 334 muertes de 428 casos humanos. Cada epidemia podía ser subdividida en varios grupos epidémicos independientes o cadenas de transmisión, que resultaron del contacto estrecho con el cadáver de un animal infectado con Ébola-Zaire.

Observaciones epidemiológicas y análisis genéticos identificaron a los gorilas, chimpancés y pequeños antílopes africanos como principal origen de casos humanos. Una vez que la barrera de especie ha sido traspasada entre animales y seres humanos, la enfermedad se disemina entre estos últimos por contacto físico directo.

Algunos casos en humanos en la reciente epidemia en Gabón/República del Congo no tuvieron una fuente documentada de exposición. En forma similar, 4.9% de los 284 casos en la epidemia de Sudán de 1976 y 17.4% de los 316 casos durante la epidemia de 1995 en Kikwit, República Democrática del Congo, no tuvieron contacto físico directo con una persona infectada o cadáver de animal infectado. Estas observaciones apuntan hacia otras vías de transmisión (en seres humanos por aerosoles) o sugerirían que otras fuentes animales, no identificadas, podrían estar involucradas en la transmisión del virus Ébola a seres humanos.
Las epidemias de fiebre hemorrágica por Ébola ocurrieron en pueblos en donde la gente tiene animales domésticos incluidos perros. Estos no son alimentados y deben obtener su propia comida, como pequeños animales muertos que encuentran cerca de los pueblos y también órganos internos de animales salvajes cazados por los pueblerinos. Algunos perros son utilizados para cazar en el área forestal. Aunque la infección canina por virus Ébola no ha sido documentada hasta ahora, la conducta de los perros domésticos y su dieta los ponen en riesgo.


Los autores estudiaron si las mascotas caninas podrían haber sido infectadas por el virus Ébola y su papel potencial como fuentes primarias o secundarias de infección para seres humanos. Realizaron un estudio serológico a gran escala para determinar la prevalencia de la infección por el VE en mascotas caninas en un área epidémica para el virus en Gabón.


MÉTODOS
Se incluyeron 439 perros que fueron divididos en 4 grupos:
  • 102 perros de Francia (controles negativos)
  • 258 perros del área de Gabon donde ocurrió la epidemia del Ébola en 2001-2002, grupo que fue subdividido en dos:159 perros de pueblos ubicados entre Mekambo y Ekata y entre Mekambo y Mazingo y 99 perros de la ciudad de Mekambo, donde también se reportaron casos en seres humanos).
  • 50 perros de Libreville, la capital de Gabón y 29 de Port Gentil, el segundo pueblo más grande de Gabón, ubicado en la costa atlántica. Aunque estos dos pueblos están ubicados a más de 600 km del área epidémica del virus Ébola, varios casos humanos de infección por Ébola importados del área epidémica fueron observados en Libreville durante la epidemia de 1996-67.

La inmunoglobulina G (Ig G) específica para el virus Ébola fue detectada mediante enzimoinmunoanálisis por adsorción (ELISA). Las muestras fueron utilizadas para la detección de antígenos y para la reacción en cadena de polimerasa (PCR).



RESULTADOS

Un total de 439 muestras de sangre de perro fueron estudiadas para detectar IgG específica para el virus Ébola.

De 102 muestras de perros de Francia, 2% presentaban IgG específica para el virus. Presentaron IgG para antígenos del virus Ébola, 8.9% de los perros de Libreville y Port Gentil, 15.2% de los de Mekambo y 25.2% de los perros de pueblos dentro del área epidémica.

Durante la epidemia de 2001-2002 en Gabón, los casos humanos de infección por virus Ébola se presentaron sólo en ciertos pueblos dentro del área epidémica del virus. La prevalencia de IgG contra el Ébola en perros de pueblos donde ocurrieron casos en seres humanos fue de 27.2%, en comparación con 22.4% en aquellos donde no hubo afectados humanos. En algunos casos, los cazadores habían traído de vuelta al pueblo un cadáver de animal infectado con Ébola, encontrado en el bosque. Este cadáver fue la fuente de la infección en seres humanos y la enfermedad luego se diseminó tanto dentro del pueblo y hacia otros pueblos. Entonces, sólo casos humanos secundarios fueron observados en algunos pueblos sin fuente animal identificable. El índice de prevalencia en perros de pueblos con fuente de infección tanto animal como humana fue tan alta como 31.8% en comparación con 15.4% entre aquellos con casos humanos pero sin fuente animal identificada.

El índice de seroprevalencia fue significativamente menor en Francia (2%) que en Gabón. Fue menor que en los 2 pueblos principales, en Mekambo y en el área epidémica del VE. El índice de seroprevalencia en los 2 principales pueblos (8.9%) resultó significativamente inferior que en el área epidémica del virus Ébola. Utilizando puntajes de 1 a 4 para los índices de prevalencia canina en Francia, pueblos principales, Mekambo y áreas epidémicas del Ébola, se observó una significativa tendencia positiva de incremento lineal.

La seroprevalencia en perros se incrementó en forma lineal cuando el área estudiada se aproximaba a los sitios con casos en seres humanos, con un puntaje de la prueba Cochran-Armitage de 1 para Francia, 2 para los pueblos principales, 3 para Mekambo, 4 para pueblos del área epidémica sin casos humanos y 5 para aquellos del área epidémica con casos humanos. No se detectaron antígenos del VE ni secuencias de nucleótidos en ninguna muestra canina positiva o negativa.