Debido a que el virus Ébola es altamente virulento, deben tomarse precauciones especiales en la recolección de los especímenes.
El aislamiento del virus de suero de fase aguda en cultivos celulares apropiados ( células Vero, células MA-104) es el mejor método de diagnóstico.
Los tejidos útiles para el aislamiento del virus son hígado, bazo, nódulos linfáticos, riñón y corazón obtenidos durante necropsia. Durante la viremia, pueden visualizarse las partículas mediante microscopía electrónica. Los títulos de anticuerpos en suero se determinan mediante inmunofluorescencia indirecta y ELISA. Un caso positivo debe confirmarse mediante radio inmunoprecipitación o análisis de Western Blot. También se emplean técnicas de PCR.
El suero de pacientes sospechosos debe inactivarse mediante radiación gamma antes de manejarse.
No se pueden realizar tests de neutralización para filovirus.
La confirmación del diagnóstico se basará en el test ELISA para IgG e IgM específicos de Ébola. Estas pruebas no se encuentran disponibles de manera comercial y deben llevarse a cabo en laboratorios especialmente equipados. Los tipos de muestras para estudio que pueden utilizarse con diversos fines diagnósticos son:
Sangre de un paciente de fase aguda, como a los 7 días de haber iniciado la enfermedad.
Suero de paciente convaleciente. 14 días después de haber iniciado la enfermedad.
Especímenes Post-mortem.
Incluyen biopsia de piel o de otros órganos. La biopsia de piel se emplea en un test inmunohistoquímico desarrollado por la unidad de patología molecular del CDC. Se emplea fijada en formol y por tanto ya no es infecciosa. Es muy empleada en diagnóstico post-mortem.
El reconocimiento de casos post mortem es importante para el control de la infección y a menudo puede sospecharse en la necropsia. La confirmación se logra fácilmente por microscopia electrónica del hígado y otros órganos, y como ya se ha mencionado, principalmente por inmunohistoquímica sobre tejidos fijados (piel).
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